martes, 9 de diciembre de 2008

vacaciones - capitulo 6 -

Sabe a recuerdo

Teníamos la imperiosa necesidad de que el ultimo día de mis vacaciones en Old Tower fuera memorable, de esos días que guardas hasta los olores.
Yo había descansado bien. Aproveche la noche anterior para dormir, estaba carente de saber aun el sabor de dormir de noche, como una persona normal.
Desperté temprano al igual que mi hambre.
Arme un porro y salí a caminar cruzando ideas en mi cabeza ambientadas con música de fondo.
Café, zumo, bocadillo de emmental y algo de fruta. El desayuno de los campeones.
Me apetecía sol, quemarme cual gamaba de río, quería ser negrito.
La terraza y la conexión a internet de un vecino hacían de ese sitio un paraíso para cigarritos de la risa.
Contacto con el mundo que se echaba de menos. “Anya de Alemania” ring ring....estaba de camino a recoger a Maxi y Anneken, para luego recoger a este gordito con barba. Una placentera barba.
El plan fue playa. Se que mucha gracia no les hizo a los chicos pero ponían buena cara y se aguantaban mis gilipollleces, desdeestas líneas, chapeau!.
Pasadas las 13.30 llegan a casa.
Me gustaba como venia el día. Podía respirar esas ganas de estar vivo. Ganas somnolientas que muchas veces se ocultó para no dar señales de vida en un buen tiempo, pero que hoy estaban aquí, podía sentirlas.
El sol abrazándome la cara, encendiéndome el corazón.
Con una gigantesca sonrisa sube Anya de Alemania a la terraza al grito de “ponte algo que voy!!” (porque la gente siempre piensa que voy en bolas por el mundo?).
Dos besos, calada al porro que estaba fumando y la dejo al mando del portátil para bajar a cambiarme.
Como siempre, luego del porro llega el bajón.
“Seguime gatoooo!” grito mientras me subo al “leopardito” de Anya de Alemania, un bonito Opel Astra Azul.
Fumando en el viaje hacia algún sitio donde nos alimenten llamo a Maxi para preguntarle las coordenadas a seguir. Al ser notificado Maxi de que iríamos al Times Square amablemente nos dijo:”A esa mieeerrrda quieren ir?? bue, vamo'” y cuelga.
Un poco asombrados ante semejante pregunta reímos por culpa de los porros y de que nos importaba realmente un pimiento lo que opinase.
Es una pena que al querido Maxi no le agrade ir a este bar americano nuevo en Old Tower, con una de las camareras mas bonitas que haya podido ver.
En la puntuación “gato”, le damos un “7 gatitos”, que estaba buena pero tampoco exageremos, que esto de estar bebiendo desde la mañana no puede ser bueno, y menos si es lo único que hago en los últimos 8 días.
Las chicas comieron poco, apenas un crepe con una mísera fresa. Yo opté por ensalada, el cuerpo me pedía a gritos que lo alimente con algo mas que la mierda que vengo comiendo.
Maxi, haciendo honor a su oronda panza se pidió “dos perritos calientes a-me-ri-ca-nos dosssss”.
Mientras almorzábamos jugábamos.
Disfrutábamos de lo que sabíamos era un momento que permanecerá por siempre.
Soy de atesorar este tipo de recuerdos. Hasta creo que también puedo mantener vivo en mi memoria el sabor de la ensalada que comí.
Cada detalle, cada secuencia fue grabada a fuego.

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