Martes, resaca violenta y una mierda de hindu.
Hago obligado un repaso por lo ocurrido la noche del lunes.
Solo recuerdo que llegue a donde quería y por lo que cuentan estaba feliz. Parece ser que una vez abandonada la cerveza di paso a los gintonics. Siendo la reacción de todo esto que termine pidiendo, rogando, casi suplicando que se me preparen dos hot-dogs a las 3 de la mañana al tiempo que engullía sin parar (y sin animo de hacerlo) paquetes y paquetes de snacks.
Según registros fotográficos la barra del bar donde estuvimos junto a Maxi, quedo bautizada con mostaza, toques de mayonesa e incontables manchas de ketchup, y la maquina tragaperras que cumplió su papel a la perfección borrando la existencia de nuestros bolsillos algo así como 20 euros.
Abiertos los ojos, me encontré con mis huesos en uno de los sofá de Maxi.
Borrosa visión tuve de la mañana por unas lentillas que olvide quitar y limpiar.
“SKIN UPAAAA!” se escucha en el salón cual grito de guerra emitido por un ojeroso Maxi quien me señala unos trozos de hachis que yacen en la mesita ratona de la mesa.
Levanto mi resacoso cuerpo y como puedo me reincorporo. Cumplo con el grito de guerra y armo un porro; “otra vez...y bue..”, pienso mientras siento como el THC va contaminando mi sangre.
No existe resaca sin su correspondiente comida basura. Eso es tan cierto como que mi estupidez es cada vez mayor.
Casi arrastrando los pies por un tórrido asfalto llegamos al “fish & chips” donde trabaja Maxi.
Nos atendió Sara, una chica escocesa, flaca casi en los huesos, pelirroja como buena escocesa, delicada y con un tono de voz casi imperceptible que sumado a su acento escocés hace imposible entenderle palabra alguna.
Ante tal ignorancia de lo que nos hablaba tan solo nos limitamos a imitar sus gestos , si ella ríe nosotros también, si ella se enfada fruncimos el ceño...
“quarter pound cheese burguer and onion rings” esboce como pude con mi ronca voz y un marcadísimo acento británico., Maxi se pidió un kebap de pollo, y cuando nos preguntaron sobre la bebida en un duo que seria la envidia de Placido Domingo y Pavarotti, entonamos cual Barny “beer! Pint!”.
¡Gloria bendita al inventor de la comida basura como complemento a las resacas mas violentas!
¡Dios proteja a quien se le ocurrió que para quitarse el sabor a cloaca de la boca, mitigar una virulenta sed y calmar el constante martilleo que hay en esa rave que parece ser tu cerebro, no existe cosa mejor que una gigantezca pinta de cerveza , una hamburguesa que aun te preguntas como te la has comido y unas aceitosas patatas fritas rociadas de la mayor cantidad posible de condimentos varios!
El ritual de poner fin a una resaca es un procedimiento que cuanta mayor edad tenga uno, mas difícil será de desprendernos de esa incomoda visitante.
Son inequívocos los síntomas que podemos identificar en un resacoso, Tan solo vayan a un café un domingo por la mañana y podrán identificar a un resacoso. Ojeras, gafas oscuras, pelo desaliñado, ropa que jamás combina, es imposible que para comer un resacoso pida comida sana y saludable.
NO, un resacoso acude a los desesperados gritos de un organismo en llamas que pide a gritos toneladas de colesterol mandando a tomar por culo a los actimel y a la madre que los parió.
Y Yo, engullendo mi hamburguesa era un resacoso mas!
Dimos por finalizado el banquete al tiempo en que se reúnen dos factores:
a)cuando nos golpeamos la panza rebuznando “aaaahhh!” mientras nos estiramos para atrás, cuanto mas mejor, y
b)b) cuando el sol comienza a molestar dejando de ser un amigo.
Regresamos a casa a tumbarnos cuales morsas en el sofá.
Viene Anya de Alemania para ir a la playa, se ve que en algun momento estando borracho dije que quiero ir a la playa.
El agua estaba helada y había viento, así que solo nos sentamos sobre las toallas a mantener ese tipo de charlas que a uno le gusta tener.
Esas donde por un momento desaparece el mundo y sueltas un montón de cosas.
Donde todo es perfecto. Ese tipo de momentos que se tatúan a fuego en alguna pared del alma.
Comenzó a levantar el viento lo que nos obligo a levantar campamento.
Partimos a la casa de Anneken a buscar la cámara de fotos de ella. Era hora de arreglarse un poco y ver que nos deparaba la noche, y quedamos que por la noche haríamos algo con Anya de Alemania: léase beber y fumar.
Tuve tiempo suficiente para quedarme dormido en el sofá un rato y apaciguar aun mas la resaca, ya que Maxi tenia que ir a trabajar.
Entre sueños recibí a Marcelo, el padre de Maxi, todo despatarrado en el sofá.
Prendió la tele y estaban dando el partido del Barcelona por la Champions League. No me enteré de mucho , tan solo de que ganó el Barça y de que yo tenia mucho sueño.
Al rato llega Anya de Alemania con todo su desparpajo encontrándose el dantesco escenario de un gordo ceboso, barbudo y resacoso tirado en el sofá durmiendo.
Intente reaccionar pero fue en vano, necesite cinco minutos mas para ser persona, o al menos intentarlo.
Comenzó a hacer ruido mi orondo estomago, por tanto armamos el plan de ir a cenar con la compañía de Anya de Alemania, que ya había cenado, al hindú de 20 metros mas acá del trabajo de Maxi.
La gran pregunta de la cena fue si el turbante que llevaba nuestro camarero hindú era un trapo enrollado o ya tenia la forma esa. Jamás supimos la respuesta.
Contamos en la cena con un chabalito ingles que no tuvo mejor idea que intentar comunicarse con lo que quedaba de mi.
Me contó que su mierda de monopatín era una ambulancia, que el restaurante hindú era un hospital y que en los bares de alrededor había mucho enfermos y que él los tenia que traer al hospital. Imagínense lo que puede ser escuchar esta historia fumado y de resaca.
Mi instinto mas básico de odio hacia cualquier cosa que me moleste, despertó de mala ostia cuando el simpático inglesito salió con su mierda de monopatín y su estupidez a los gritos cual ambulancia.
Por un momento me lo imagine con un cuchillo clavado en la frente.
Cuando trajeron la cena recordé a un viejo amigo kenyata que tiene un restaurante de comida hindú, para mi gusto el mejor de toda la zona. Espero verlo estos días.
Pedí un plato que recordaba muy rico, pero que no sabia como ese recuerdo. El modo de que esta gente preparo el pollo korma y el pan de coco definitivamente no era el mismo que donde mi amigo , Shivum.
Pasada la cena y descubierta la forma de usar la cámara de Anneken, fuimos a esperar a Maxi. Asunto que se demoro mas de la cuenta y por tanto fuimos a fumarnos un porro digestivo con Anya de Alemania.
Terminando de armar el porro llega Maxi. Nos vamos a tomar un copa sin muchas ganas. A mi me duraba la resaca y la carita de Maxi delataba que el también seguía resacoso.
Anya acusaba cansancio también, así que el plan no seria muy fuerte.
Apenas fue una copa y a casa. A la deriva encallamos en un pub irlandés donde le dije una frase al camarero y este no me entendió ni una palabra, ya que era un irlandés que llevaba tres meses aquí en España, aunque esta zona de la geografía española es una especie de micro mundo paralelo.
Tan solo se habla ingles, cualquier otro idioma sobra.
Hicimos las típicas fotos de rigor como recordando los tiempos en donde nos conocimos todos. Éramos insultantemente jóvenes, con ganas de hacer millones de cosas, de poder soportar tres días de fiesta sin apenas resaca, unos desquiciados que pocas veces tenia limites,...pero ya no, ahora tenemos responsabilidades, sufrimos estoicamente las resacas, una dosis de comida basura se tolera bastante menos que antes, y por supuesto, ahora somos borrachos formales.
Anya de Alemania nos dejo en casa de Maxi, la que será mi residencia hasta el domingo.
El agotamiento que llevamos en el cuerpo nos dio fuerzas apenas para armar dos porros y subir las escaleras hasta la cama.
Atentado en la ciudad alemana de Magdeburgo
Hace 1 día
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