viernes, 9 de enero de 2009

vacaciones - capitulo 10 y 11 -

Gato panza arriba

Ya con el estomago lleno y el espiritu tonteando con Baco, fuimosa encontrarnos con Maxi. En el camino nos detuvimos a ver el ambiente en “The Temple Bar”, lugar donde trabaje alguna vez y del que guardo buenos recuerdos.
Maxi nos esperaba aun con cara de perro en “The Pirate Bar”. Sentado en la barra con su cervezase podia distinguir a kilometros su malhumor. Me acerque a el con un cariñoso abrazo por detras, a lo que respondio como un “NO me toques!”, lo que provoco que le diera dos palmadas en la espalda y me despidiese de él para salir a la terraza del bar.
No me crei responsable del enfado ni mucho menos, por tanto no iba a arruinar la noche. Cogi mi copa de vodka y Dr. Pepper , y sali afuera.
Alli estaba Anya esperandome, quien pregunto por el humor de Maxi. “Sin novedades”, le comente.
Despotricando sobre lo que estaba ocurriendo dejamos que vaya Anneken a intentar solucionar el asunto, queriamos ser cuatro integrantes en El club de las caritas felices.
A la distancia veiamos a Maxi revolotear los brazos cual portera de barrio, y una Anneken con carita de circunstancia...circunstancia de querer romperle la cabeza.
Cuando vimos desde fuera que las cosas parecian haberse calmado, voy al encuentro de Maxi nuevamente. Esté me vuelve a tratar de una forma poco cordial y cercana, a lo que yo lo mando a la mierda diciendo:”Vete a la mierda! Que hoy es el dia del Club de las caritas felices! Cojones!”.
Bebio de su cerveza y callo. Me invito a sentarme ahi junto a ellos no sin antes ir a buscar a Anya Araña que esperaba afuera.
Quizas con las cejas fruncidas admitio que no eraz el momento ni el lugar para estar con caras largas.
La noche trasncurrio como debe ser para cumplir un compromiso tacito a una velada como esta. Bailamos y bebimos hasta que la sed dejo de ser excusa.
Luego de un porro que me quedaba decidimos irnos a casa de Anneken para acabar con las botellas de Lambrusco que esperaban en el frigorifico.

Amistosa noche

El camino vuelta a casa por una calle que recorri miles de veces se estaba haciendo especial. Continuaba con la tonica de lo que estaba aconteciendo esta noche, ademas de ser testigo de la fundacion del Club de las caritas felices.
Mareados por los golpes del alcohol caminabamos por una calle con olor a nuevo. Calle producto e hija corrupta de un desenfreno demasiado grande para este pueblo. Calle, que mas de una noche ha sido de refugio para besos furtivos de una noche.
Maxi filmaba, Annya Araña hablaba con Anneken, yo simplemente los miraba a ellos.
Admiraba el pelo de Annya Araña de Alemania. Siempre me parecio un pelo precioso, inculusive cuando se lo ha pintado de los colores mas extravagantes.
Miraba a una Aneken que con dos copas de vino ya comienza a aflorar una Anneken jocosa y alegre, una que olvida la rigidez de la vida diaria.
Y que decir de Maxi?. Mi amigo, ese tipo al que puedes mirar grabando el crecimiento de un hongo y aun asi admirarlo.
Maxi hoy filmaba, atesoraba un momento, se convertia en guardian de una historia que conciente o no queria guardar para siempre, aunque sea contando con la ayuda de una grabacion.
Existieron momentos en los que mi cabeza y mi corazon estuvieron de acuerdo en que estas personas que estaba mirando, son mi amigos. Personas a las que elegi inconcientemente y con la culpa absoluta del destino para ser mis compañeros de viaje en esta vida.
Interrumpìendo este momento un pequeño dolor me toco el pecho. No supe muy bien de que se trataba, pero era como una especie de mensaje que me decia que este momento que estaba viviendo no era lo mas grande que deseaba, que habia algo mas.
Llegamos a la casa de Anneken y nos quedamos en la terraza. Anneken nos advirtio antes de estar ebria qaue su vecino era un tocacojones de cuidado. Obviamente a cuatro borrachos como nostros nos importo un bledo el puto vecino.
El brindis era obligatorio. Teniamos que guardar en nuestras retinas esta noche de verano.
Las caras que vi al momento de chocar las copas son las de gente verdadera, gente que estara a mi lado siempre que lo necesite.

Mientras hablabamos y bebiamos vino, esa sensacion que tuve antes regresó, pero ahora podia identificar el porque.
Sin saber como terminamos jugando un juego de borrachos psicologos. Era cuestion de decir una palabra y que la otra persona dijiese lo primero que se le venia a la cabeza. El alcohol hacia de ese juego algo divertido para nosotros y realmente fastidioso para el vecino de arriba que nos chistaba una y otra vez pretendiendo dormir.
Yo pretendia ignorar el evidente cansancio de los chicos con tal de estirar al maximo un momento que sabia unico, pero con los ojos entrecerrados y la lengua tonta me invitaron a ir a dormir.
Era el final de una noche exquisita, era el comienzo de un recuerdo.

Partir
Esa mañana costo mucho levantarse. Los efectos del vino se hacian notar en la rave que parecia mi cabeza. Anya no se enteraba de nada durmiendo y yo tenia que calmar de alguna manera a una resaca delatora de los años que han pasado.
Me levante, busque desesperadamente las gafas y sali a la calle.
Un sol de justicia me calcinaba las pupilas y un calor sofocante hacia del respirar una odisea.
Mis piernas no podrian resistir mas de 200 metros, por tanto me acerque a una especie de centro comercial de la era del ladrillo, donde convivian bares y restaurantes junto a peluquerias e inmobiliarias. Me decidi por un bar ingles que estaba justo en la esquina. Entre intentando caminar lo mas erguido posible. A todo esto yo parecia la viva imagen de un zombie. Me sente en una terraza aun vacia, o casi. Unas mesas mas alla habia un rostro comocido, uno de esos rostros que te quedas mirando por la calle pero no sabes de donde lo registras. Nos cruzamos un par de miradas detectivescas, urgando en los recuerdos para devanar el misterio de ese aun desconocido rostro.
Se me acerca una señora de unos cincuenta y pico, de tipica complexion inglesa, lease, con sobrepeso y una piel rosada casi calcinada por el sol; era la camarera a quien le pedi un desayuno ingles tamaño grande. Crei que reventando mis arterias con grasas seria un buen balsamo para el incesante repiquetear de mi cabeza.
Habia estado buscando comprar la prensa, pero olvide del detalle que en donde estaba a pesar de ser España ahora no es mas que un territorio invadido por angloparlantes. A tal magnitud que aquí puedes leer antes el “News of the world” y sus hepatiticas noticias antes que enterarte de como salio el Barça en el “Marca”. Me tuve que conformar con publicaciones logales, obviamente en ingles, y enterarme del estado de parque donde mas de una vez me quede sentado mirando las estrellas y de las ofertas desesperadas del mercado inmobiliario (mercado que fue motor de un crecimiento desproporcionado de esta zona).
Una buena taza de café con leche, un agua con gas, salchichas, alubias en tomate,un huevo frito, bacon, morcilla inglesa,y un tomate frito serian la solucion a mi resaca.
Engulli cual cerdo mi desayuno y cuando estaba estirando mi cuerpo de morza, entra otra cara conocida. Ahora tenia sentido el urgar en mi memoria. Entro un chico que tenia como cliente en “the temple bar”, y se sento con esa chica que yo miraba tanto antes. Recorde que ya eran pareja entonces y ahora tenian una hija.
Mire la hora en mi destartalado movil y solo me vino una palabra a mi cabeza. “Tiempo”, mire a mi alrededor y comenzaban a nacer recuerdos. De todo tipo. Comprendi, que el tiempo es algo que muchas veces ignoramos y que solo comprendemos de su existencia cuando ha pasado, cuando ha madurado.
Pague, me despedi de esta gente del bar y volvi a casa de Anneken, ya era hora de salir rumbo a la estacion de bus.
En la casa Anya aun dormia. La perra de Anneken me miraba desde dentro por la ventana. Le grite a Anya, toque timbre varias veces, pero nada. Anya seguia sin reaccionar. Cuando ya estaba por desistir, Anya me abre la puerta.
Salen Maxi y Anneken, y comienza un lento desperezar. Yo simplemente los observaba como queriendo atesorar cada imagen, cada movimiento.

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